martes, 1 de octubre de 2013

Toques de vida







Toques de vida

Un buen día, la vida se me acercó por la espalda y me tocó el hombro. Sobresaltado, me giré para ver quién era y comprobé que no había nadie, solo una ligera brisa que soplaba y susurraba palabras en el idioma del viento. No me di cuenta hasta más tarde de lo que agradecería esa llamada de atención, ya que hasta entonces siempre estaba enfrascado perdiendo el presente mientras remiraba inútilmente el pasado. Desde ese momento, caminé hacia el futuro sin darme cuenta de que fue la propia vida y sus sobresaltos la que me había girado en el único rumbo en el que era posible avanzar hacia algún lado.

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