martes, 13 de marzo de 2012

Amor sobrehumano. Julio F. del Toro


Imagen de alphacoders.com


Desde la rechinante mecedora ella aguardaba, pasando la vista una y otra vez hacia la puerta de donde en cualquier instante, el ser más maravilloso entraría. A menudo ella sonreía, rememorando su aroma, su pelo castaño claro y sus rizos que en ocasiones cubrían sus ojos. Era como un ángel celestial. No le interesaba que ella tuviera tantos años encima, o que su piel se poblara de arrugas. Adoraba que no la abandonara como su ex marido, del cual solo existía ya el recuerdo de sus falsas promesas de amor.  Amaba que él fuera tan diferente, que su alegría la contagiara aunque fuese el día más insignificante, que la protegiera como un impecable guardián, que le demostrara y correspondiera a su cariño como el primero y el último día de sus vidas. En definitiva, eran tal para cual.
La puerta entreabierta se abre y él entra dando pequeños trotes. Llega hasta ella quien le sonríe, la mira con el intenso brillo de sus ojos, y se echa bajo sus pies.
Julio F. del Toro


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