 |
En memoria de mi perrito Mikey. |
Verte fue un flechazo
aun a través del cristal.
Tú porte, tu nobleza,
tú gracia al jugar.
Aun no me conocías
y tu amor fue incondicional.
No hubo vuelta atrás
cuando te tuve entre mis brazos.
Nos hicimos tan amigos
que nunca lo hubiera pensado.
Solo estuvimos juntos unos días
pero nunca nos separábamos.
Dormíamos en la misma cama
nos abrigaba el mismo manto.
Nos hablábamos sin palabras:
tú me asentías cada vez que te miraba.
Te acurrucabas en mi cuello
y mis latidos te tranquilizaban.
Nunca dormiste solo,
jamás me sentí abandonada.
¿Qué había en ti tan especial?
¿Quizás tu tierno cuerpecito de cachorro,
tus alegres ojos saltones,
o tu fino linaje familiar?
Era tu corazón
no tu pequeño tamaño.
¿Cómo podía caber tanto amor
en tan solo 800 gramos?
¿Por qué tuviste que irte cuando nunca me dejabas?
¿Cómo soportaste el dolor y la enfermedad?
¿de donde sacaste las fuerzas para respirar,
para levantar la cabeza, aun moribundo,
cuando me veías entrar?
Soportaste mucho más en compensación
que un gran cuerpo adulto.
Sé que te querías quedar a mi lado
y aun cuando las fuerzas se te acabaron
las inventaste para seguir respirando.
Solo quisiste irte cuando se agotó la última esperanza.
Y ahora que no estás, recuerdo con rabia
a aquellos humanos codiciosos, sin vocación,
solo trabajando por pasta.
Decidieron no atenderte un fin de año…
¡Estaban muy ocupados celebrando en su casa
mientras te debatías con vida y muerte,
mientras luchabas tú solo contra fantasmas!
Y ahora que no estás
creo oír tus pasos mudos por la casa.
Aun me parece llevarte en mi chaqueta
frotar mi nariz contra tu cara.
Veo tu sonrisa, presiento tus suspiros,
abrazo el aire que como tú me falta.
Siento tus patitas rascar los pies de la cama.
¿Cómo puede ser que en unos días
sienta que tu pérdida años me arranca?
Hubieras sido un gran perro, mi pequeño chihuahua.
Gracias por haber estado en mi vida,
por enseñarme que a veces los más pequeños
son los que más vacío dejan cuando se marchan.
Que los cuerpos más ligeros,
por amor, a veces son los que más aguantan.
Era tu corazón
no tu pequeño tamaño.
¿Cómo podía caber tanto amor
en tan solo 800 gramos?